Resulta, cuanto menos, inquietante la visión del futuro tras la Covid-19 de este artículo (Prepare for the Ultimate Gaslighting*), en el que el autor, Julio Vincent Gambuto, nos advierte de que el momento actual será tan solo una gran pausa en nuestro estilo de vida. El status quo va a poner todo su empeño en reforzar los modelos mentales que ha (hemos) ido desarrollando en las últimas décadas: una realidad monetizada, un estilo de vida orientado al trabajo para el consumo, un planeta sin límites…
Este momento será una gran pausa que pronto nos harán olvidar. Una pausa en la que la naturaleza nos ha mostrado qué pasa cuando disminuye nuestra actividad, y nos ha dejado intuir la invasión que nuestro desarrollo supone en los ecosistemas en los que vivimos. Ahí están las imágenes de animales salvajes campando a sus anchas por grandes avenidas. O el aire limpio de ciudades superpobladas.
También ha puesto de manifiesto enormes dosis de empatía y solidaridad humana. Hemos sido conscientes de que el bienestar de las personas cercanas es también nuestro propio bienestar y de que nuestras interdependencias son más reales y poderosas de lo que nos pensamos habitualmente. Quizás sea eso lo que significa vivir en sociedad.
Pero sin embargo, pinta el autor un regreso al futuro.
En otro artículo muy recomendable (Adiós globalización, empieza un mundo nuevo), el filósofo político inglés John Gray comparte un pensamiento diferente y expone cómo la situación actual puede suponer un punto de inflexión en la historia. Además de movimientos geopolíticos importantes, y quizás también como consecuencia de ellos, esta crisis va a replantear las estructuras de gobierno, y va a poner fin a la hiperglobalización económica. Se acortará la longitud de las cadenas de producción, se acotará la liberalización económica y se reforzará el papel de los estados.
“Sin embargo, persiste la idea de que las pandemias son incidentes pasajeros más que una parte integral de la historia. Detrás de ella está la creencia de que los seres humanos ya no formamos parte del mundo natural y podemos crear un ecosistema autónomo, separado del resto de la biosfera. La Covid-19 nos dice que no es así. Solo podremos defendernos de esta peste sirviéndonos de la ciencia; los análisis masivos de anticuerpos y la vacuna serán decisivos, pero, si en el futuro queremos ser menos vulnerables, tendremos que hacer cambios permanentes en nuestro modo de vida”.
Y esto supone mirar la realidad de una manera diferente, cambiar la forma en la que la percibimos y entendemos. Transformar nuestros modelos mentales. He ahí la gran cuestión que sobrevuela a tantas personas hoy en día. ¿Tendrá esta crisis la suficiente fuerza catalizadora como para pensar en un futuro emergente distinto del que conocemos?
El futuro es incierto. Pero tratar de identificar las relaciones y las interdependencias entre los distintos elementos de nuestra realidad y tratar de observarla desde diferentes perspectivas, puede ayudar a entender hacia dónde se nos abren las puertas. El pensamiento sistémico nos puede ayudar a ello. Este mapa sistémico colectivo, en el que hemos tenido oportunidad de colaborar, trata de poner algo de luz sobre los futuros hacia los que podemos caminar. O por lo menos ayudarnos a entender qué pueden suponer ciertos movimientos. ¿Será una gran pausa? ¿Será un punto de inflexión histórico?
El futuro está por construir. No perdamos la oportunidad.